La
habitación estaba en penumbra. Él sentado frente a la máquina de escribir
contemplaba el folio en blanco, anhelando que las musas vinieran a verle ese
día, esa noche en particular. Le llevaban esquivando meses, pero no cejaba en
su empeño y, noche tras noche, se encerraba en su guarida a esperar. Lo que a
los veinte años fue una idea loca que se le cruzó por la mente, mientras leía
un manual de técnicas de escritura, se había materializado como una solución
plausible a su desencanto unos años más tarde. Publicó su primer libro a los
25. Un largo poema inspirado en los mitos áuricos. Los críticos le descubrieron
como un poeta original, un escritor de otra época, un estilista con el don de
la palabra. Luego vino otro libro que causó menos impacto y no conseguía
entender cómo podía ocurrir algo semejante. Siguió publicando a pesar de que las ventas no superaban las expectativas
generadas; ya tenía un nombre y la editorial lo explotaba...
(Este relato es parte de TENGO UN AMANTE. 15 relatos devoradores. Aquí podéis leerlo completo)
http://periodicoirreverentes.org/2014/10/16/las-tribulaciones-de-un-literato/
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