¨En ocasiones siento una necesidad escandalosa de mezclarme
con las bestias. Entonces subo a un ómnibus. A cualquiera. Allí observo y
pienso.
*
* * * *
En el paradero inicial. Suena la sirena que anuncia la
salida del siguiente ómnibus, e inmediatamente lo abordamos. Actuamos movidos
por un impulso. El sonido de la sirena: el estímulo. El abordaje: el reflejo
condicionado. Igual que los animales. En esta vida pocos son los que entienden....¨
(Este relato está incluido en BRINDIS, BROMAS y BRAMIDOS y lo podréis leer completo en este enlace)
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