Tenía 18 años y acababa de llegar a mi nuevo destino. Una residencia de estudiantes, mixta para más señas, en realidad había 123 residentes y 100 eran chicos. Esa primera semana había descubierto que cooperando las novatadas eran más suaves. Las veteranas ya no me las hacían porque la jefa me había descartado; no era lo bastante alta, ni lo bastante tiposa, ni lo bastante nada como para ingresar en su círculo, así que me dejó en manos de los veteranos el resto del mes...
(Este relato es parte de TENGO
UN AMANTE. 15 relatos devoradores. Aquí podéis leerlo completo)
Comentarios
Publicar un comentario