—Le
doy gracias a Dios por mi mujer. Es el mejor regalo que me ha podido hacer.
Sólo a su lado llego a ser el que verdaderamente soy. Ése es el poder que tiene
ella en mi vida. Y cuando le hago el amor, muy aparte del placer carnal, siento
que crezco espiritualmente.
Y
que esté en mi cama viernes y domingo para estar en su alma todos los demás
días de mi vida
“Necesito”,
Sui Generis
—¡Yo
llegué primero! —dijo.
—Espero
que esta vez pongas pestillo —acotó Judas, recordando aquella ocasión cuando la
sorprendió orinando en el baño de la oficina.
Destino
se había tomado ya varios pisco sours, se reía a carcajadas, hacía bromas
pícaras, cruzaba las piernas de un modo provocador, se echaba para atrás en el
sillón y dejaba ver su calzoncito rojo mientras conversaba animadamente con los
demás…
(El
resto de este capítulo lo podéis leer aquí )
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