—Tenemos
que inscribirlo como sea —insiste Nelson.
Le
explico las dificultades del caso. El documento no reúne un solo requisito
legal. Los registros públicos dejaron de ser hace tiempo lo que fueron en otras
épocas. Verdaderas ollas de grillos, festines de coimas para incompetentes. El
mundo fácil se acabó con las reformas del nuevo gobierno. Todo es ahora más
serio, irracionalmente formal. Los funcionarios y empleados están sometidos a
una serie de controles y trabajan bajo mayor vigilancia. Su ética personal y
profesional, además, ha sido transformada desde las aulas universitarias. Increíble.
Y los que mantienen el espíritu torcido, no se atreven a meter la mano por
miedo a perder el sustento. No hay forma.
—Habla
con tus amigos —prosigue Nelson—. Tal vez puedas convencer a uno de ellos que
se haga de la vista gorda.
No
existen tales amigos. Aquellos que lo eran, fueron oportunamente despedidos. Y
tampoco eran amigos; sólo recursos disponibles...
(Este relato está incluido en BRINDIS, BROMAS y BRAMIDOS y lo podréis leer completo en este enlace)
http://periodicoirreverentes.org/2015/01/22/brindis-bromas-y-bramidos-cubiculos-iii/
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