Ellas
simplemente no lo pueden creer.
—¿Tan
grave es la cosa? —pregunta Celeste.
Argentina
es una dama. Reprime con elegancia una risotada mordaz.
—No
todo el mundo pasa media hora arrodillado en el confesionario —comenta.
—¿Entonces?
—insiste Celeste.
—Si
quieren, mejor regresen a la casa —ofrezco.
—¿Tanto
te vas a demorar?
—Puede
ser un poco largo. Nunca he hecho esto antes.
El
tumulto dentro del templo empieza a formar una extensa fila mientras los
acólitos disponen el anda y la cruz. Una multitud de velos y mantas negras
comienza a agruparse alrededor de nosotros. El incienso invade el ambiente con
ese olor típico que irrita la nariz pero que por un enigmático motivo acaricia
el espíritu.
—Con toda esta gente no vas a poder rezar
tranquilo —apunta Celeste...
(Este relato está incluido en BRINDIS, BROMAS y BRAMIDOS y lo podréis leer completo en este enlace)
http://periodicoirreverentes.org/2015/03/19/brindis-bromas-y-bramidos-epiteliales-final/
Comentarios
Publicar un comentario